Cáncer azaroso

Es común que cuando los pacientes con cáncer preguntan al cirujano o al especialista por las razones de la aparición de tumores malignos reciban una respuesta insatisfactoria. Hasta hace poco tiempo, se pensaba que la predisposición genética y la exposición frecuente a sustancias dañinas del entorno eran las principales causas de esta patología. No obstante, … Leer más

Es común que cuando los pacientes con cáncer preguntan al cirujano o al especialista por las razones de la aparición de tumores malignos reciban una respuesta insatisfactoria. Hasta hace poco tiempo, se pensaba que la predisposición genética y la exposición frecuente a sustancias dañinas del entorno eran las principales causas de esta patología.
No obstante, los investigadores Cristian Tomasetti y Bert Vogelstein han explicado que sólo una tercera parte de los tumores tienen su origen en factores hereditarios y fuentes externas, los dos tercios restantes son provocados por el azar, ya que se producen errores aleatorios durante la división normal de las células madre. A mayor división de éstas, crecen significativamente las probabilidades de producción de tumores. Esto explica porque algunos tipos de cáncer tienen mayor prevalencia que otros, más el de colon que el de duodeno, por ejemplo. 
Se trata de fallas azarosas vinculadas al proceso de copia del ADN de una célula a otra, la acumulación de éstas provoca la irrupción de algún tipo de cáncer. De ahí que la fase de detección temprana juegue un rol fundamental en el éxito del tratamiento, para erradicarlo definitivamente del paciente. El estudio de los investigadores, publicado en 2015 por la revista Science, basa su originalidad en la cuantificación de un fenómeno que era conocido, pero que no había sido medido con rigor.
Esto no supone que los ciudadanos estemos inermes ante una patología regida mayormente por la suerte, aún se desconocen los factores que dan lugar a este anómalo copiado de información y es probable que la tóxica forma de vida nuestra tenga mucho que ver. 
Por consiguiente, las instituciones deben hacer mayores esfuerzos para propiciar un entorno libre de contaminación: lo que respiramos, tocamos y comemos es un factor que incide significativamente en la salud. En México estamos muy lejos de poseer un ecosistema limpio, ya que, entre otras cosas, el gobierno ha privilegiado el desarrollo salvaje de los réditos empresariales por encima del bienestar de las personas.

Imagen Zacatecas – Miguel G. Ochoa Santos