Deportaciones

Un artículo de investigación médica publicado hace dos meses en The International Journal of Epidemiology por científicos de la Universidad de Michigan describe el impacto en la salud pública de una de las mayores redadas contra la inmigración ilegal en la historia de los Estados Unidos. En 2008, cerca de 900 oficiales de la Oficina … Leer más

Un artículo de investigación médica publicado hace dos meses en The International Journal of Epidemiology por científicos de la Universidad de Michigan describe el impacto en la salud pública de una de las mayores redadas contra la inmigración ilegal en la historia de los Estados Unidos. En 2008, cerca de 900 oficiales de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos atacaron una planta de procesamiento de carne en Postville, Iowa, con armas y vehículos militares. El allanamiento se tradujo en la detención de 389 trabajadores, la mayoría mexicanos y guatemaltecos, y cambió la vida de miles de familias hispanas en Iowa.
 
El resultado fue un aumento en el índice de bebés hispanos venidos al mundo con bajo peso al nacer -que durante mucho tiempo se ha asociado con el estrés materno- en las 37 semanas posteriores a la incursión, según datos obtenidos de la observación de más de 52 mil nacimientos de madres blancas latinas y no latinas en Iowa. El peso al nacer entre los bebés nacidos de mujeres blancas en el estado no mostró variaciones.
 
El bajo peso al nacer en los bebés puede causar una serie de patologías, incluyendo problemas respiratorios, hemorragias en el cerebro y complicaciones en el corazón y los intestinos. Estos bebés también son más propensos a sufrir diabetes, cardiopatías y obesidad en la adultez.
 
Los autores del estudio argumentan que las experiencias traumáticas tales como las redadas masivas pusieron una tasa patológica que compromete la salud de toda la comunidad hispana. Estas personas se preocupan por su seguridad y la de sus seres queridos que corren el riesgo de ser deportados. También son menos propensos a confiar en la aplicación de la ley y asimismo se vuelven más reticentes a buscar atención médica.
 
El gobierno de Trump está considerando el uso de hasta 100 mil soldados de su Guardia Nacional para detener a inmigrantes ilegales y aunque el secretario de prensa de la Casa Blanca dijo que tal cosa era “100 por ciento no verdadera”, no significa que tal ejercicio sin precedentes de la política migratoria estadounidense no se implementará.
 
La noticia indudablemente enviará ondas de choque de estrés entre los inmigrantes que temen que la nueva presidencia será aún más contundente que la administración Obama en la deportación de inmigrantes ilegales que viven en los Estados Unidos. Sin embargo, humanitariamente, a medida que las autoridades de Washington consideran sus opciones de órdenes ejecutivas sobre la política de inmigración, deben considerar la salud de los inmigrantes y los ciudadanos latinos que viven en los Estados Unidos.
 
La mayoría de la gente tenemos una comprensión marginal de la política de inmigración americana y resulta difícil sentir el impacto que ésta puede tener sobre cada individuo. Pero la evidencia médica detalla que el estrés derivado de estas políticas afecta gravemente el bienestar de los hispanos, no sólo de los emigrados en riesgo de ser deportados. Los inmigrantes que viven legalmente e incluso los latinos nacidos en los Estados Unidos experimentan altos niveles de estrés debido al ambiente político extremista y les acarrea efectos tangibles.
 
Es imposible no justificar la decisión del gobierno estadounidense que decidió expulsar a los inmigrantes que cometen crímenes violentos o que representan una amenaza para su sociedad, como es justa su necesidad de controlar quién entra en su país. Pero si es exigible una política migratoria decente y humana que considere las repercusiones en la salud de los involucrados.

Imagen Zacatecas – Antonio Sánchez González