Educación vial y otras proezas

Casi a diario las prisas, el descuido y la alta cantidad de vehículos provocan choques, carambolas y muchos retrasos. Recuerdo cuando fui por vez primera a tramitar mi licencia de conducir, nos hicieron un examen a dos amigos, un señor y a mí. Mis amigos y yo contestamos relativamente fácil, pues era por escrito, pero … Leer más

Casi a diario las prisas, el descuido y la alta cantidad de vehículos provocan choques, carambolas y muchos retrasos.

Recuerdo cuando fui por vez primera a tramitar mi licencia de conducir, nos hicieron un examen a dos amigos, un señor y a mí. Mis amigos y yo contestamos relativamente fácil, pues era por escrito, pero el señor en cada oportunidad que tenía para copiar o preguntarnos lo hacía.

Ni señales de tráfico identificaba, ni cosas sencillas. Le preguntamos qué tipo de licencia iba a sacar y nos respondió que de “troquero”, o sea de chofer para vehículos de hasta tres toneladas.

La última vez que fui a renovar la licencia escuché a un par de jóvenes que dialogaban entre pagar por no hacer el examen o hacerlo. Ganó la primera.

Sólo pude comenzar a pensar cuántos de los automovilistas en la ciudad de Zacatecas y zona conurbada tienen licencia sin haber pasado la más mínima evaluación y sin estar capacitados para estar frente a un volante.

Si bien es cierto que las calles, callejones, avenidas y el bulevar central de la ciudad carecen de los mínimos requisitos cómo un adecuado pavimento, alcantarillas que descomponen más de un amortiguador al día, sin señalamientos de tráfico ni de velocidad.

De las alcantarillas a media calle ya escribiremos, que hay bastante tela donde cortar.

En fin, sin tomar las condiciones físicas de las vías para vehículos regresemos a los conductores. Sí ya sabemos que en época de lluvias hay zona que se inundan o se ponen resbalosas ¿qué necesidad tienen de acelerar?

La alta velocidad combinada con lo mal capacitados que estamos para manejar hacen que cualquier pequeño incidente convierta nuestra mañana en un calvario.

Un camión de ruta tomando el carril central para rebasar a otro camión puede provocar el cierre de los tres carriles. Generando en minutos filas de cien autos o más.

También de los chóferes de los autobuses escribiremos con paciencia algunas de sus “valientes” acciones.

Las direccionales y las luces de emergencia conocidas como intermitentes cumplen una función. El conductor que vamos detrás no somos adivinos. Y ni que decir de los conductores que van en el carril de alta velocidad que se pasan hasta una salida a los carriles laterales de un volantazo, ni espejean menos ponen las direccionales.

La cultura vial queridoas lectores es una cuestión de todos los que estamos al volante, una ciudad más igualitaria no es donde todos tenemos auto sino donde todos usamos el trasporte público.

Nos hemos hecho unos genios del internet y unos cavernícolas de las habilidades del día a día, en fin hay cosas que sí están en nosotros.

*Profesor UAZ

Imagen Zacatecas – Ricardo González