Gastos in-útiles en la escuela

Víctor Manuel Silva Galaviz.
Víctor Manuel Silva Galaviz.

En los 80, cuando acudía a la Primaria Ignacio Zaragoza, recuerdo que al iniciar el ciclo escolar mi señor padre iba a una tienda departamental ahora ya extinta, de nombre La Quemazón, en la cual literalmente llenaba un costal con útiles escolares para sus cinco hijos. Tales provisiones deberían durar todo el ciclo escolar por … Leer más

En los 80, cuando acudía a la Primaria Ignacio Zaragoza, recuerdo que al iniciar el ciclo escolar mi señor padre iba a una tienda departamental ahora ya extinta, de nombre La Quemazón, en la cual literalmente llenaba un costal con útiles escolares para sus cinco hijos. Tales provisiones deberían durar todo el ciclo escolar por lo que mi madre nos daba lo necesario al inicio y después nos los cambiaba. Ya fuera el lápiz con el que ya no se podía escribir, el borrador que ya era imposible agarrar y así cada cosa. Si perdías algo no había reposición.

Así es como se solventaba la necesidad de insumos escolares y a la vez nos enseñaban el valor de las cosas; no del precio, ya que al día de hoy no sé cuánto se gastaban, pero si le dabas un valor a cada necesidad satisfecha, con el tiempo y para los nuevos padres de familia, esto fue mutando hacia el consumismo insaciable, llegando a los excesos de comprar listas y listas de útiles escolares, zapatos, tenis, uniformes, accesorios, souvenires, entre otros.
Y de repente todo eso caducó.

Hoy no tiene caso comprar nada de ello, sería derrochar lo que no se tiene por algo que no se va a utilizar de inmediato, ya que no volveremos a las aulas en agosto, quizás en enero, pero nadie sabe.

Por ello, todo lo que le pidan los colegios privados y las escuelas públicas no es necesario, no se necesitan 20 tipos de libretas, no se necesitan caja de colores con 72 lápices diferentes, no se necesita el uniforme de gala, otro casual y uno mas deportivo, nada de eso, por que estarán los alumnos en clases en línea desde sus casas.

Qué sí se necesita: buena conectividad, comprar plataformas propias y seguras de videollamadas, contenidos académicos, plataformas de gestión escolar virtuales, etc.

La conclusión es muy simple; lo físico debe dar espacio a lo virtual. La educación a distancia de tipo híbrida solo saldrá adelante con el libro de texto del alumno a su lado y al otro lado de la pantalla un docente actualizado, con buena conectividad y plataformas compradas; las gratis no es lo que los alumnos se merecen y los docentes necesitan.
Y por lo que más quieran maestros y maestras, no dejen tareas.

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