Poder absoluto, corrupción absoluta

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

El pueblo gobernado por una sola persona y un solo criterio vive no en una democracia, sino en una monarquía.

El joven John, adinerado, inglés y católico, volteaba hacia el techo del cuarto habilitado por su abuelo como biblioteca. Entre los libros del abuelo y el papá, John comenzaba a reunir diversos libros que compendiaran una especie de historia de la libertad.

Sus ancestros eran ingleses, franceses y alemanes. Su familia vivió en Italia. Era un ilustrado del siglo 19 inglés. Al leer las noticias sobre la Guerra Civil Estadounidense, que en ese tiempo se desarrollaba, Acton simpatizaba con los confederados. Era hombre de convicción y se consideraba eminentemente liberal. No creía en los privilegios ni en la necesidad de hacer excepciones de ningún tipo.

Porque él postulaba que no debía juzgarse con tolerancias ni ventajas a reyes y pontífices, en abril de 1887, en una carta donde debatía con el eclesiástico Mandell Creighton, el bibliófilo John Acton escribió su frase más famosa: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

El poder es la serpiente que se alimenta comiendo de su cola. Para sobrevivir se alimenta de ella y, con tal de mantenerse vivo, puede pervertirse.

Todo esto lo sabía bien Acton, quien insistía en que el juicio debía ser más duro en la medida en que la persona a juzgar tuviera un mejor cargo. La frase en la carta es muy clara: “aumentando (la presunción) a medida que aumenta el poder”.

Conviene traer de cuando en cuando la declaración de Acton. El pueblo gobernado por una sola persona y un solo criterio vive no en una democracia, sino en una monarquía. Desde el tiempo de los romanos, sabemos cómo terminan corrompiéndose los reyes. Por eso Roma pasó de reino a república, hasta que Julio César se erigió en imperator, quien mandaba sobre las fuerzas armadas y después en todo lo demás.

La persona que busca poder absoluto puede derruir las conquistas históricas de la comunidad. Dentro de la relativa fugacidad de su sexenio, puede pisotear décadas y décadas de luchas en una nación.

Los contrapesos del poder son necesarios. Así surgieron senados, consejos, parlamentarismos. El Gobierno no es sólo el Poder Ejecutivo. También el Legislativo y el Judicial deben mostrar con fuerza su existencia. Y, sobre todo, autonomía, para ayudar a regular a quien puede comenzar a perderse y perdernos como comunidad.

[email protected]




Más noticias


Contenido Patrocinado