Rapiña

Resulta que, en un mal día de los cuatro que duró El Buen Fin, los empleados de una tienda de autoservicio en el estado de Chihuahua marcaron por error varios precios utilizando un punto como separador de miles -en lugar de una coma- para publicar los productos en oferta. Nunca pasó por sus mentes el … Leer más

Resulta que, en un mal día de los cuatro que duró El Buen Fin, los empleados de una tienda de autoservicio en el estado de Chihuahua marcaron por error varios precios utilizando un punto como separador de miles -en lugar de una coma- para publicar los productos en oferta. Nunca pasó por sus mentes el infierno que estaban a punto de vivir (y así calificaron esa experiencia en una carta que publicaron posteriormente en redes sociales).
Alguien quiso sacar ventaja de la situación y, no conforme con montarse en su macho para exigir que le vendieran a 10 pesos y fracción una pantalla de televisión, llamó a cuantos familiares y amigos le fue posible para que se sumaran a su abuso. La situación se complicó de tal manera que la mismísima delegada de la Profeco en aquella entidad tuvo que presentarse para mediar en el conflicto que, como resulta fácil suponer, favoreció a la chusma de abusivos y no así a quienes tuvieron que asumir con impotencia, y después de cerca de 12 horas de pugna, el fallo de la funcionaria.
Aquí hay una clara equivocación de los empleados de la tienda, de eso no hay duda. Pero hay también la grave equivocación de un sistema que cobija dentro del marco de la legalidad a lo que resulta más una rapiña que la exigencia de un legítimo derecho. Así es: un sistema entero está equivocado y es fallido cuando ondea la bandera de la equidad y la justicia pero siempre se inclina para el lado del abuso.
En México hay quienes se dedican a vivir –y vivir bien, además- de artimañas que les permiten, con nuestras obscenas leyes y reglamentos en la mano, exprimir a quien tiene, poco o mucho, por el solo hecho de que tiene.
La actitud de los perpetradores me parece grotesca y repugnante pero lo que me llega a producir náuseas es que la autoridad lo avale y legitime. Y si a alguien le parece que exagero no me haga caso. Busque la carta que publicaron los empleados de la tienda y juzgue por sí mismo. 

 

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León




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