Reforma energética ¿avance o retroceso?

La terminación de un costoso, ineficiente y corrupto monopolio estatal del petróleo, independientemente de que las leyes secundarias puedan ser insuficientes para atraer la inversión privada esperada, constituye un gran avance. Es el paso más trascendental y positivo del gobierno de EPN con el apoyo del PRI y el PAN en el Congreso y el … Leer más

La terminación de un costoso, ineficiente y corrupto monopolio estatal del petróleo, independientemente de que las leyes secundarias puedan ser insuficientes para atraer la inversión privada esperada, constituye un gran avance.

Es el paso más trascendental y positivo del gobierno de EPN con el apoyo del PRI y el PAN en el Congreso y el rechazo de una izquierda a los que se les paró el reloj en los años 60 del siglo pasado.

La reforma energética no tiene sus fundamentos en una ideológica neoliberal o de derecha, sino en una necesidad aritmética de obtener recursos y hacer eficiente el sector petrolero.

En este año ya se dio una balanza petrolera negativa. México desembolsa más dólares por la compra de gas, gasolinas y petroquímicos que lo que recibe por la exportación de crudo, cuya producción disminuye gradualmente.

La única alternativa para elevarla, y no convertirnos en unos años en importadores de crudo, es extraer más de aguas profundas del Golfo de México, para lo cual no tenemos recursos ni tecnología.

La deuda externa de Pemex más sus pasivos laborales arrojan una quiebra contable, la que reconoce expresamente el gobierno al absorber esos pasivos y hacerla viable financieramente, solo por unos años si no corrigen los factores que causaron esa quiebra.

Los únicos perjudicados con la tardía apertura energética son los líderes sindicales, funcionarios y contratistas que a la sombra del monopolio estatal petrolero amasaron grandes fortunas. Los líderes mediante cuotas sindicales, personal excesivo y venta de plazas.

Los funcionarios a través de la venta de contratos y los contratistas de millonarios ingresos ilícitos por sobreprecios y servicios fantasmas.

Las reforma fiscal y laboral no apoyan al crecimiento y progreso de México, pero sí puede ayudar la reforma energética, si es bien manejada y rápidamente implementada, sin la creación de más burocracia y organismos innecesarios que aumenten la ya inflada nómina de Pemex.

Imagen Zacatecas – Luis Pazos