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Jerez

Camilo Florentino Rodríguez: un artista de origen zacatecano que trasciende entre milagros y arte sacro

Camilo Florentino Rodríguez: un artista de origen zacatecano que trasciende entre milagros y arte sacro

Foto: Cortesía

El arte sacro católico, que evoca lo sagrado y la expresión de fe en Dios, ha sido parte de su entorno desde su adolescencia.

Redacción Zacatecas
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25 de mayo 2025

JEREZ.- Camilo Florentino Rodríguez es un artista originario de Zacatecas, cuya vida y obra se entrelazan con el mundo de los milagros y el arte sacro. Legado que recibió de su padre, Camilo Rodríguez, y que ha transmitido a las nuevas generaciones a través de sus talleres.

Muchas de sus obras son encargos de particulares, religiosos y sacerdotes, y han viajado a diversos países como Estados Unidos, Puerto Rico, Guatemala, Perú, Cuba, Honduras, Italia, España y Francia.

A lo largo de su carrera, ha realizado restauraciones en estados como Aguascalientes, Guadalajara, Sonora, Puebla, Michoacán, Colima, Monterrey, Hidalgo, Nayarit, Sinaloa, Durango y Zacatecas. Además, ha elaborado más de 5 mil imágenes religiosas, desde las más pequeñas de 20 centímetros hasta las de dos metros, utilizando diferentes materiales.

El arte sacro católico, que evoca lo sagrado y la expresión de fe en Dios, ha sido parte de su entorno desde su adolescencia, cuando se vio inmerso en un mundo de milagros y arte. Camilo Florentino es hijo de Camilo Rodríguez, originario de la comunidad El Vergel en Villanueva, Zacatecas, y de Esther Carrillo, originaria de Jerez. Sus hijos, Camilo y Víctor Hugo, nacieron en Guadalajara.

En los años 60, Nacho Zarate y Florentino García, originarios de Pueblo y Tlaquepaque, fueron los maestros del padre de Camilo y este para los años 70, ya contaba con su propio taller.

Una de las experiencias que marcó su vida fue la oportunidad que le brindó su padre en la Semana Santa de 1981, cuando, con apenas 13 años, recibió la tarea de ayudar en la restauración de imágenes en la antigua catedral de Ciudad Obregón, Sonora.

La encomienda era importante, ya que esas imágenes serían colocadas en la nueva catedral de la ciudad y aún permanecen allí.

Entre ellas, destacaba el Sagrado Corazón de Jesús, de casi 3 metros de altura, tallado en madera, que representó para Camilo su prueba de fuego y el inicio de su trayectoria en el arte sacro.

Su vida transcurría entre iglesias y estudios, siempre bajo la guía de su padre, sin embargo, en un momento importante, conoció a Susana, con quien contrajo matrimonio, marcando una nueva etapa de independencia y crecimiento personal.
Actualmente, Camilo Florentino radica en Jerez, donde ha sido contratado por el Servicio Estatal del Empleo para impartir cursos de elaboración y restauración de figuras religiosas.

Estos cursos se llevan a cabo en municipios como Fresnillo, Loreto, Villa García, Concha del Oro, Troncoso, Guadalupe y otros, además de presentarse en la Ciudad de México durante la celebración del Día del Zacatecano en Chapultepec, a la que ha asistido en cuatro ocasiones.

Anécdotas inéditas y experiencias milagrosas

Su vida también está llena de historias sorprendentes, una de ellas fue la restauración de una imagen de la Virgen de la Rosa Mística, que había sido destruida: la cara partida en tres partes y el cuerpo en varios pedazos. La mujer que la llevó a Camilo estaba

La vida de Camilo Florentino también estuvo marcada por circunstancias inexplicables, un ejemplo de ello fue una restauración en la que, al momento de intervenir una imagen, se presentaron sucesos extraños: llamadas inesperadas que impedían comenzar, falta de luz y otras situaciones que dificultaban realizar el trabajo.

Una de las historias más llamativas fue la restauración de una imagen de la Virgen de la Rosa Mística, que había sido destruida: la cara partida en tres partes y el cuerpo en varios pedazos.

La mujer que la llevó a Camilo se veía muy afectada, pues la imagen fue picada por una araña capulina, y su estado de salud era grave, sin embargo, una vecina le llevó la imagen, comprada en Costa Rica, a la que se le atribuían milagros.

La mujer se estaba recuperando del piquete del insecto, pero una de sus hijas, de apenas 7 años, movió la mesa o buro donde se encontraba la imagen, y esta se rompió, el material con el que estaba hecha la figura no se trabajaba en México, y no existía otra igual.

Camilo acudió a ella para ver si podía rescatarla. Aunque al principio dudó de que pudiera quedar igual, debido al material con el que estaba hecha, su restauración fue un éxito: no quedaron huellas de las rupturas y, al recibirla, la mujer se puso a llorar de emoción.

Otra experiencia interesante ocurrió en Huatusco, donde restauró una figura religiosa de Cristo Nazareno, también conocido como el Divino Preso.

La historia de esta imagen es singular. La adquirió una familia en Ciudad de México para llevarla a una capilla en Torreón, Coahuila, sin embargo, al pasar por Huatusco, el vehículo comenzó a jalonearse, la familia descendió del coche y el vehículo empezó a funcionar correctamente.

Luego, la familia volvió a subir y, al poner en marcha la unidad, el coche volvió a fallar, llamaron a un mecánico, quien revisó el vehículo y encontró todo en orden, pero al intentar arrancarlo nuevamente, dejó de funcionar.

La dueña de la imagen se dio cuenta de que, cada vez que subían la figura, el vehículo dejaba de andar. Por ello, entró a la iglesia y entregó la imagen a la sacristana, quien le contó la situación y consideró que el vehículo parecía querer quedarse allí.

Al regresar a subir la figura, el coche funcionó correctamente y pudieron continuar su camino. Desde entonces, algunas personas creen que la imagen se quiso quedar en esa iglesia.

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