Convulsiones

América Latina, la región que hace algunos lustros se encaminaba hacia la plenitud democrática, la solución de sus graves problemas económicos y sociales y la recuperación de las soberanías nacionales, sufre ahora declives como los vividos en los años 70 y 80 bajo dictaduras. Brasil y Venezuela, naciones que lograron dar grandes pasos hacia su … Leer más

América Latina, la región que hace algunos lustros se encaminaba hacia la plenitud democrática, la solución de sus graves problemas económicos y sociales y la recuperación de las soberanías nacionales, sufre ahora declives como los vividos en los años 70 y 80 bajo dictaduras.

Brasil y Venezuela, naciones que lograron dar grandes pasos hacia su emancipación económica y política, están bajo el fuego del liberalismo económico, que hace unos 35 años los lanzó a un desastre del que apenas comenzaron a reponerse al despuntar este milenio, cuando arribaron al poder gobiernos de la izquierda progresista.

En Brasil, Dilma Rousseff fue defenestrada mediante un golpe de Estado legaloide conducido por la oligarquía local, confabulada, como se acostumbra, con fuerzas del capitalismo estadounidense.

Venezuela vive quizás una crisis más profunda, con un Nicolás Maduro radicalizado por el ataque de empresas nativas asociadas a intereses del gobierno de Washington que se atrevió el domingo anterior a enviar dos aviones espías capaces de captar, alterar y hasta entorpecer o anular las comunicaciones
electrónicas del gobierno, así como dañar la red informática nacional.

La nación, que mantiene vivos los ideales del fallecido Hugo Chávez, puede estar muy cerca de un desbordamiento social, si el gobierno se mantiene inflexible ante el sabotaje de comerciantes e industriales ligados a consorcios transnacionales afectados por acciones sociales emprendidas soberanamente por los gobiernos democráticos y progresistas de Hugo Chávez, primero, y continuadas por su heredero, Nicolás Maduro.

Hacia Brasil y Venezuela las estrategias globales del liberalismo económico dirigen sus misiles; también bajo la misma amenaza están Bolivia, Ecuador y Uruguay y sus presidentes progresistas.

México, con un gobierno federal corrupto, inepto y proestadounidense, y un pueblo harto de padecerlo, está en relativa y frágil paz, pero no muy lejos de caer en conflagraciones como las que convulsionan el sur del continente. 

En varios estados del país ya suenan las alarmas.

Imagen Zacatecas – Ricardo Gómez Moreno




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