Estadística en educación

Los indicadores educativos se basan en los del ciclo escolar anterior, para evaluar su avance o retroceso.

En el Programa Sectorial de Educación 2020-2024, se establecen seis metas para el Bienestar, que se desagregan en 18 parámetros. De éstos, todos tienen una línea base (estadísticas de sexenio anterior), pero solo seis tienen definida una meta concreta a lograr para 2024. Comparando la línea base de cada parámetro con la estadística del ciclo escolar 2022-2023, encontramos que a menos de un año de que termine este sexenio la mitad de los indicadores educativos seleccionados por este gobierno no solo no han tenido ningún avance respecto al sexenio anterior, sino que han tenido ciertos grados de retroceso (algunos de ellos, menores). Por ejemplo, mientras que la cobertura en Educación Media Superior en el ciclo escolar 2018-2019 era de 84.2%, actualmente es de 80.8%; en educación preescolar, las cifras son de 79.6 y 74.1%, respectivamente; la tasa bruta de escolarización de la población más pobre (definida por los primeros cuatro deciles de ingreso) en educación básica y media superior es menor ahora que hace cinco o seis años. Lo mismo sucede con las escuelas de educación primaria que cuentan con los libros de texto completos al inicio del ciclo escolar y con la tasa de alumnos de educación básica que asisten a escuelas con docente de educación física. De especial importancia la reducción en el Gasto federal en educación como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), que en 2018 fue de 3.5 y en 2023 se redujo a 3.4%. (Eduardo-Backhoff)

De acuerdo con la Ley General de Educación requiere que el 8% del Producto Interno Bruto (PIB) se debe invertir como gasto público en la educación. El decreto respectivo fue aprobado por el Congreso en 1993. Se establece en aquella ley que el “Estado está obligado a prestar servicios educativos de calidad que garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para que toda la población pueda cursar la educación preescolar, la primaria, la secundaria y la media superior.”

Treinta años después del decreto mencionado, que nunca se tomó muy en serio, el gasto público en educación en México solo alcanza el 3.4% del PIB (en 2023) y es incluso menor al 3.84% que se le destinaba a la educación pública antes de la pandemia. Lo que ha aumentado es el gasto privado que ya llega al 1.1% del PIB. Se ha calculado que el gasto educativo reservado para 2024 en el Presupuesto de Egresos de la Federación es 8.2% menor que el de 2015, en términos reales (es decir, descontando inflación). Si se considera el gasto por alumno en la educación básica, media y media superior, el gasto público se encuentra estancado desde 2015 y ha decrecido en términos reales desde entonces. El gasto público de Brasil y Argentina en educación es de 4.6% y 4.5% del PIB, respectivamente.




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