¿Genio o sólo inteligente?

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

La palabra “Inteligente” viene del verbo latino “inteligere”: entender. Con esta explicación puede aplacarse el etimologista aficionado. Sin embargo, inteligere tiene un origen más profundo: “inter” y “legere”: leer entre. Quien sabe leer entre líneas un suceso, un aparato, un fenómeno, lo entiende cabalmente: le “intelige”, como se dice en el ámbito coloquial. “¿Qué tanto … Leer más

La palabra “Inteligente” viene del verbo latino “inteligere”: entender. Con esta explicación puede aplacarse el etimologista aficionado. Sin embargo, inteligere tiene un origen más profundo: “inter” y “legere”: leer entre.

Quien sabe leer entre líneas un suceso, un aparato, un fenómeno, lo entiende cabalmente: le “intelige”, como se dice en el ámbito coloquial. “¿Qué tanto le inteliges al francés, qué tanto le inteliges al Excel, qué tanto inteliges a los temas de equidad de género?”.

El inteligente entiende. Hasta aquí vamos bien.

Con todo, hay una palabra que me apasiona más: “genio”. Desde la lengua indoeuropea, germen del latín y el griego, tenemos “gen”: semilla o lo que da nacimiento. Los latinos utilizarán “generare” como sinónimo de crear vida o darla. Generación, género, germen, gente y genital están en la misma familia de palabras.

“Genio” es el que crea. Recordemos con esto al poeta chileno vanguardista Vicente Huidobro: “El poeta es un pequeño dios”. Alexander Graham Bell, Tomas Alva Edison, Henry Ford y Steve Jobs son genios. Gabriel García Márquez es un genio. Vincent Van Gogh es un genio. Tu mamá encontrando una nueva forma de lanzarte la chancla puede ser también una genio.

Claro que para ser genio primero debes ser inteligente: debes entender las normas que rigen a nuestro mundo de tal modo que puedas alterarlas (o mejor, estirarlas, exprimirlas, buscarles el reverso, el ángulo nunca explorado) para mejorar nuestro entorno. Por eso abundan los inteligentes pero no tanto los genios. Es más fácil sólo entender la realidad que enfrentarla para generar las transformaciones que beneficien a todos.

Permíteme plantear esta pregunta a manera de provocación, para que tú también te la plantees: ¿intentas ser genio o sólo inteligente?




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