Infieles

Considero que la causa de muchos de los problemas sociales que enfrentamos los mexicanos se debe a que estamos llenos de infidelidades. Así es, somos infieles. Yo he definido la infidelidad como esa incapacidad de volver a mirarnos a los ojos a nosotros mismos en un espejo; como la incapacidad de volver a mirar de … Leer más

Considero que la causa de muchos de los problemas sociales que enfrentamos los mexicanos se debe a que estamos llenos de infidelidades. Así es, somos infieles.
Yo he definido la infidelidad como esa incapacidad de volver a mirarnos a los ojos a nosotros mismos en un espejo; como la incapacidad de volver a mirar de frente a esa persona o a esa causa a la que le hemos fallado una o varias veces. Es infiel quien sinceramente se compromete a no volver a fallar y falla y es infiel quien promete no volver a fallar solo para salir del paso y ya desde ese momento está fallando de nuevo.
Los mexicanos somos infieles cuando cantamos el himno nacional con gallardía haciendo el saludo a la bandera y le ponemos el pie al vecino para que se tropiece. Somos infieles también cuando pedimos prestado, nos comprometemos a pagar en tiempo y forma y a la hora de la hora, por cualquier pretexto, salimos con aquello de “debo, no niego, pago, no tengo”. Somos infieles cuando vamos el domingo a la iglesia a darnos golpes de pecho por haber ofendido a Dios pero nos pasamos todo el resto de la semana transando, menospreciando al que no piensa como nosotros y, somos infieles también, por supuesto, cuando le juramos amor eterno a una persona frente al altar de Dios y le ponemos “casa chica” a una pareja alterna.
En efecto: la falta de credibilidad en otros parte necesariamente del hecho de que ya no creemos ni en nosotros mismos. Nos la pasamos quejándonos de la evidente pérdida de valores pero no caemos en la cuenta de que somos los primeros culpables cada vez que traicionamos nuestros propios principios, cediendo ante la tentación del camino fácil y pasamos por encima de los intereses de otros. Todos nos hemos traicionado a nosotros mismos alguna vez, ese es el primer paso. La cuestión aquí es preguntarnos si vivimos o no en un perenne engaño.
Usted, ciudadano de a pie, ¿puede verse a los ojos en el espejo? ¿A qué le es infiel? Haga la prueba.

 

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León