La familia

No existe una perfecta. Tal vez eso la vuelve tan maravillosa e importante para la dinámica social. Es más, no hay sociedad sin familia. Cada sociedad es un reflejo del tipo de familias que la conforman. De la familia se habla mucho pero en realidad se hace poco por ella. Como que hemos llegado a … Leer más

No existe una perfecta. Tal vez eso la vuelve tan maravillosa e importante para la dinámica social. Es más, no hay sociedad sin familia. Cada sociedad es un reflejo del tipo de familias que la conforman.

De la familia se habla mucho pero en realidad se hace poco por ella. Como que hemos llegado a obviarla tanto que se ha perdido de vista su profunda importancia.

Ahora que estamos en tiempos electorales, los votantes deberíamos de exigir a todos los que se andan peleando un hueso que consideraran en sus propuestas el desarrollo de programas que promuevan de forma efectiva la integración familiar.

No resulta tan difícil tener en claro que la gran mayoría de los problemas sociales y, de hecho, aquellos más graves, tiene su origen en la desintegración familiar. Haga usted su propio análisis y se dará cuenta de que la corrupción, la delincuencia, la prostitución, la adicción a las drogas y otras condiciones adversas se gestaron en ambientes familiares relajados, disfuncionales y hasta hostiles.

Resulta entonces lógico llegar a la conclusión de que si es la desintegración familiar el caldo de cultivo perfecto para los principales males sociales, es sólo a través de la promoción de la verdadera integración familiar como se pueden revertir sus efectos.

Sé que estoy poniéndome en el plan idealista; lo siento, alguien tiene que hacerlo. No veo claro a una plataforma política o a un solo candidato que aborde este tema con la seriedad que merece. Tal vez porque la solución no está a la vuelta de la esquina y el tema implica un plan de largo plazo y pues jala más votos el viejo sonsonete de “acabar con la pobreza y la inseguridad, generar empleos y blah, blah, blah”.

La familia es promotora de valores, genuina custodia de buenas costumbres, escuela de la generosidad, la tolerancia y el respeto. No me explico cómo, cuidando y defendiendo a esta institución, no habría forma de darle la vuelta a la inaceptable realidad en la que nos hemos acostumbrado a vivir.

La defensa y protección de la familia deben de volver urgentemente a la agenda del gobierno que se supone anda buscándole solución a la problemática social en donde esta no se encuentra.

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León




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