Paridad de género

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

¿Qué hubiera pasado si en lugar de los hombres hubieran gobernado las mujeres?

El mundo se vino gobernando a través de la historia por conducto de los hombres con exclusión de las mujeres y por más que quisiéramos no podemos presumir de resultados gananciosos para la humanidad, porque que las tendencias masculinas a imponer, a dominar, a doblegar, a vencer, a utilizar la fuerza en ocasiones más que la razón, ha propiciado un mundo con inmensas diferencias sociales, inequidades, injusticias, miseria, atraso, deterioro ecológico, falta de armonía y respeto a los derechos humanos.

Es cierto que no todo fue malo, porque ciertamente ha habido grandes avances en la ciencia, en la tecnología, en el conocimiento, en el modo de vida, etc., pero en el balance final, el legado que a la humanidad ha dejado esa conducción es de una gran desigualdad e injusticia.

¿Qué hubiera pasado si en lugar de los hombres hubieran gobernado las mujeres? o si las mujeres hubieran ocupado más posiciones de liderazgo a lo largo del tiempo? Aunque las capacidades de liderazgo no están determinadas por el género, estimo que los resultados serían muy diferentes, porque es innegable que la mujer tiene un sentido más humanista, más solidario, y en tal virtud las políticas públicas hubieran dado más prioridad a temas como la educación, la salud, la cultura, las artes, la religión, la economía y la justicia.

Es probable que las mujeres hubieran impulsado una evolución diferente en cuanto a los roles de género, y desde luego que hoy no estuviéramos hablando de discriminación, violencia contra la mujer y mucho menos de feminicidios, pero también hubiera habido otras expectativas en la diplomacia y en las relaciones internacionales, etc.

Haciendo un análisis de lo que pasó, debemos decir que en los espacios públicos, en los negocios, en la agricultura, en la ganadería y en la industria, lo que privó fue la competencia y el enfrentamiento individualista entre el género masculino, mientras que la mujer en el hogar construyó los cimientos de la educación, los valores sociales y religiosos, el respeto a los demás y esencialmente la importancia de la familia como célula básica de la sociedad. Del seno familiar surgió la pertenencia a un grupo social en el que nuestro deber era conducirnos con honestidad, respeto, solidaridad y apoyo mutuo, luchando conjuntamente por la superación y desarrollo impregnado de humanismo. Todo ello conducido firmemente por la madre de familia.

Así, la mujer en el interior del hogar asumió algo así como los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, pues estableció una serie de normas de conducta con una orientación moral y religiosa, siendo ejecutora de dichas normas, y juez en caso de incumplimiento de las mismas. El padre de familia se convirtió en algo así como la Suprema Corte de Justicia, a quien le turnaban sólo los pocos casos en los que la autoridad de la jefa de familia era rebasada. Familias unidas, generaron comunidades unidas.

En la familia, gracias a la intervención de la mujer, el balance final fue fructífero para la sociedad, lo que nos da la certeza de que la igualdad de género no se trata de que un género gobierne en lugar de otro, sino de garantizar igualdad de oportunidades y derechos para todas las personas, independientemente de su género.

Por eso es momento de corregir ese desequilibrio histórico en la representación política, impulsando las reformas legales necesarias para garantizar una representación equitativa de mujeres y hombres en los procesos electorales y por ende, en las instituciones de gobierno y representación política, pero no es fácil, porque esto implica enfrentar muchos desafíos, resistencias y a la propia democracia, pues con la ley hay que imponer cuotas iguales para cada género, a efecto de que las políticas y decisiones reflejen mejor las necesidades y perspectivas de la población y se abran para siempre los espacios que durante siglos la humanidad le negó a las mujeres.

No olvidemos que aunque la paridad de género en las listas de candidatos ha incrementado la representación femenina en los órganos legislativos y espacios de gobierno, hay que vencer diversas barreras que aún existen en la práctica política, entre las que podemos señalar la discriminación y el sexismo. Tenemos que impulsar también cambios culturales y estructurales que aseguren que las mujeres no sólo estén presentes, sino que también participen activamente y en igualdad de condiciones en todos los niveles de la toma de decisiones públicas.




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