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¿Estalló la burbuja de la depresión? Los titulares que se han acumulado en los últimos años sobre la ineficacia del Prozac y otros de los antidepresivos más vendidos debe ser un evento desagradable, no sólo para los fabricantes de medicamentos, sino también para los millones de personas en el mundo que toman estas drogas.  Parecen … Leer más

¿Estalló la burbuja de la depresión? Los titulares que se han acumulado en los últimos años sobre la ineficacia del Prozac y otros de los antidepresivos más vendidos debe ser un evento desagradable, no sólo para los fabricantes de medicamentos, sino también para los millones de personas en el mundo que toman estas drogas. 

Parecen muy claros los resultados de investigaciones médicas que encontraron que tomar un placebo fue tan eficaz como estos medicamentos -excepto en algunos casos de depresión severa, en los que no era que la medicina causara mejoría, sino que les fue peor a quienes tomaron placebos.

¿Cuál será el impacto de esta evidencia? ¿Habrá que reconocer que el rey Prozac nunca tuvo ropas? O, por el contrario, ¿habrá que reconocer el poder del placebo y habrá que buscar nuevas formas de trabajar con él?

Para muchos investigadores, en realidad no hay nada nuevo. Varios estudios anteriores que comparan placebo con fármacos antidepresivos habían encontrado que no había mucha diferencia, sin embargo, esos datos pasaron desapercibidos para el público e incluso para muchos médicos. Sin embargo, ahora se acumulan certezas en el mismo sentido, incluidos los resultados negativos de ensayos clínicos que ocultaron los fabricantes de estas medicinas.

Hoy, más de dos tercios de los estudios médicos se financian del bolsillo de la industria farmacéutica, y este tipo de investigación es cuatro veces más propensa a encontrar resultados en favor de los fármacos que la investigación independiente. No es de extrañar que la investigación ha tendido a dar un cariz de resultados positivos al uso de los antidepresivos. Los médicos sabemos que, en el apogeo de la moda antidepresiva, sólo el 10% de las investigaciones al respecto midieron cómo había cambiado la calidad de vida de los enfermos.

Estos datos negativos podrían parecen la promesa de un cambio de dirección en el tratamiento de la depresión. Sin embargo, la industria farmacéutica siempre ha encontrado formas de hacer necesarios sus productos. Lo que queda sin respuesta es el diagnóstico mismo de la depresión en sí. Los médicos diagnosticamos personas con depresión cada minuto de cada día, las celebridades revelan que la padecen y los personajes de las telenovelas luchan con ella. Sin embargo, hace 50 años la depresión era raramente diagnosticada. ¿Entonces qué sucedió?

Estos acontecimientos se desarrollaron de manera realmente sorprendente. La historia de la depresión no se puede disociar de la historia de sus supuestos remedios. Y éstos, al igual que casi todos los medicamentos psicotrópicos, no fueron el resultado de la investigación específica, sino de asociación fortuita. Los primeros fármacos antidepresivos se diseñaron para tratar la alergia, sin embargo, parecían tener efectos sobre el estado de ánimo, la energía y la ansiedad.

Aunque los estudios epidemiológicos han encontrado altos niveles de condiciones que afectaban el ánimo en la comunidad antes de que se comercializan estos medicamentos, estos pacientes no eran diagnosticados como padecientes de depresión. Con la comercialización de los medicamentos, este sustrato nervioso ahora se etiqueta como depresión, que antes no había sido reconocida ni tratada. Sin embargo, este conocimiento no fue clínicamente utilizado y comercializado en el mercado, hasta que las drogas provocaron que esto sucediera a finales de los años 70.

Imagen Zacatecas – Antonio Sánchez González