Reencuentro con nuestros orígenes

Cada vez que surge la oportunidad de asomarnos entre las rendijas del tiempo, sentimos que nos encontramos con nuestros orígenes, con nuestra identidad. Deseo compartir con usted, en esta ocasión, algunas experiencias y emociones que nos produjera el haber estado en un paraje, olvidado por los panegiristas del sistema en donde se plantaron nuestras raíces: … Leer más

Cada vez que surge la oportunidad de asomarnos entre las rendijas del tiempo, sentimos que nos encontramos con nuestros orígenes, con nuestra identidad. Deseo compartir con usted, en esta ocasión, algunas experiencias y emociones que nos produjera el haber estado en un paraje, olvidado por los panegiristas del sistema en donde se plantaron nuestras raíces: Las minas de San Demetrio.

Los testimonios históricos, considero, son fundamentales para exponer a su opinión la temática que es producto de una acuciosa y responsable investigación de campo, participando el historiador Bernardo del Hoyo Calzada y quien esto escribe. Hace unos cuantos días se cumplió cabalmente nuestra inquietud de volver a las olvidadas minas de San Demetrio. El reencuentro se dio y esta es nuestra aportación.

Para abundar en ello, primeramente reitero al subrayar que el descubrimiento de las minas de San Demetrio aunque fuera un hecho circunstancial, originó los primeros asentamientos humanos en esta región. El primero de ellos, la minas de San Demetrio, luego el de las minas del Fresnillo.

Las referencias históricas narran que una expedición salió de la ciudad de Zacatecas hacia el norte en la búsqueda de minas, erraron en la ruta a seguir y acamparon en un montecillo en donde descubrieron los codiciados minerales. Para dar un nombre al hallazgo, toman la fecha del 8 de octubre de 1566 en cuyo calendario señalaba que era el día dedicado a San Demetrio.

Los descubridores del yacimiento y a su vez, fundadores del villorrio fueron Pedro de Medina,
experimentado minero, quien trabajaba la plata, así como Antonio del Valle, Diego del Castillo y Juan Rollón. Las citas son claras, no había suficiente agua para el laborío de las minas de plata descubiertas y deciden mudarse a las aguas del Fresnillo donde hay abundancia (Ciénaga). La fecha de arribo: 25 de noviembre de 1566, día de Santa Catalina.

Ya se sabía que en las cercanías de Las Aguas de Fresnillo se encontraba el cerro que descubriera y explorara un fulano de Proaño (Diego Hernández de Proaño), pero no existía ninguna actividad de explotación. Mucho menos de un poblado. Ya para el año de 1567 funcionaban en Las Minas del Fresnillo seis haciendas de beneficio, cuatro en San Demetrio, cabe mencionar que los descubridores y fundadores de las minas de San Demetrio fueron a su vez los fundadores de Fresnillo.

El laborío de las minas de un villorrio a otro se realizaba simultáneamente aprovechando la gran cantidad de agua existente en el Fresnillo.

La creciente actividad minera y de mercaderes en los dos lugares dio paso al primer camino entre San Demetrio y Fresnillo. Las evidencias lo avalan.

Lo anterior es parte de la historia que por fortuna se registró y de manera abundante. Sin embargo, con frecuencia brotaban como cascadas las repetitivas preguntas.

Insistían ¿En dónde están las antiguas minas de San Demetrio? Para muchos eran las que se localizaban en la parte posterior del cerro donde se encuentra el poblado de Plateros, la Cata de Plata. La otra sería La Valenciana.

La manera de explicarlo acarreaba infinidad de confusiones y erróneas apreciaciones, pues se creía que las minas de San Demetrio eran tan solo las que se citan. La historia corrige tales apreciaciones, pero para ello fue necesario otra expedición y lo que se encontró nos permitió estar en donde surgió el primer
asentamiento humano: las antiguas minas de San Demetrio. Se pudo observar con detenimiento las ruinas de rústicas haciendas de beneficio como de otras construcciones.

Ante nuestros ojos, en un recorrido sin brújula y sin saber con precisión el rumbo a seguir fueron apareciendo los antiguos tiros construidos a mano, las catas y pozos artesanos de agua y cimientos de las primeras construcciones. Las minas de San Demetrio, como un punto de referencia están a unos cuántos kilómetros hacia el poniente en el poblado de Plateros.

En un paraje inhóspito, sin caminos, en donde brotan entre la agreste maleza, huizaches, biznagas, mezquites y nopales, una considerable cantidad de profundos tiros y gigantezcas catas que parece que no tienen fondo. Las evidencias de la explotación minera están a la vista. Es una zona de alto riesgo, propensa a derrumbrs, además algunos tiros están ocultos por maleza. Estas antiguas minas fueron trabajadas por más de un siglo a partir de 1566. A mediados del siglo 17, el poblado se muda al lugar donde actualmente está Plateros.

Para descubrir lo que encontramos en esta expedición se llenarían cientos de cuartillas. Cuando recorríamos ese paraje, entre el follaje saltaban liebres y conejos, parvadas de codornices, aguilillas, y cuervos. Nos imaginamos que lo mismo observaron los descubridores y a la vez fundadores de los Reales de Minas de San Demetrio y del Fresnillo.

Imagen Zacatecas – Carlos López Gámez