Regularización/Aprobación

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Dedicatoria: Al maestro Manuel Ortiz García, con gratitud y aprecio. “Están todos reprobados”, fue la respuesta del maestro de Educación Física, cuya entonación de firmeza generó una espontánea proliferación de sentimientos distintos en la concurrencia. Unos estaban contentos (felices) porque visualizaban un flamante diez en su boleta de calificaciones correspondiente a ese mes de enero … Leer más

Dedicatoria:
Al maestro Manuel Ortiz García, con gratitud y aprecio.
“Están todos reprobados”, fue la respuesta del maestro de Educación Física, cuya entonación de firmeza generó una espontánea proliferación de sentimientos distintos en la concurrencia. Unos estaban contentos (felices) porque visualizaban un flamante diez en su boleta de calificaciones correspondiente a ese mes de enero de ese año; pero su solidaridad y empatía hacia los amigos que serían afectados provocó congoja, angustia. Aquellos verían un desagradable cinco en el documento. Entraron en pesadumbre porque ello implicaba tener una nota desfavorable y por consecuencia, disminuiría su promedio general, mismo que representaba un riesgo porque debían conservar un mínimo de ocho, para contar con los beneficios correspondientes a la conservación o suspensión de una beca mensual de apoyo económico.
“¿Qué va a pasar con los alumnos que no participaron en el torneo de vólibol?”. Fue la pregunta incisiva, provocadora, que hizo una compañera al docente de la materia.
Semanas antes había notificado que sería la temporada de practicar aquel deporte y según su participación serían evaluados en ese periodo. Como era de esperarse, los estudiantes que sabían jugarlo desde la escuela primaria, secundaria o en su comunidad de origen, fueron los más entusiasmados y pronto encontraron afinidad para formar los equipos o ser parte de ellos.
De manera semejante quienes no habían tenido oportunidad de involucrarse en la actividad física o práctica de este deporte, no fueron solicitados y tampoco se animaron a constituirse en grupo y por esa razón quedaron fuera del torneo.
Aunque estuvieron asistiendo a los encuentros, se emocionaron, formaron parte de las porras de simpatizantes a determinados equipos, incluso hubo quien colaboró para que los jugadores de su preferencia portaran uniforme, adquirieran balones, colaboraron en la colocación de la red, pintaron las líneas de en la cancha, etc.
Habían quedado sustraídos de aquel ambiente dinámico, y ser integrantes de tan llamativos partidos. Hubo quien consideró que esa circunstancia en sí misma representaba un castigo, pero ante las palabras del catedrático imaginaron que vendrían situaciones más complicadas, difíciles de sortear.
“La calificación es reflejo de los aprendizajes obtenidos y referente sobre las acciones inherentes al proceso enseñar – aprender, realizadas por los educandos”; como estos jóvenes fueron espectadores, carecen de esos aprendizajes, y por ello la nota es reprobatoria”, se explayó el maestro.
Dijo que ninguno va a la escuela con la intención de perder el tiempo o dejar de aprender. Para aprobar el periodo y conservar el promedio, les citó a un curso intensivo sobre ese deporte, en horario adicional a la jornada académica: sería por una semana, a partir de las siete de la tarde. Debían portar zapatos tenis y de manera opcional pantalón corto y playera.
La regularización consistió en someterse de manera extraordinaria en una dinámica especial para adquirir los aprendizajes básicos de la materia.
Acciones similares es necesario poner en práctica por los docentes que tienen alumnos con insuficiencia en los contenidos programáticos elementales.



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