VIH-Sida: la epidemia que no termina

CIUDAD DE MÉXICO.- En 35 años, 76.1 millones de personas en el mundo han contraído el VIH y 35 millones han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el Sida; 2 millones murieron en 2016. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 36.7 millones de seres humanos portadores … Leer más

CIUDAD DE MÉXICO.- En 35 años, 76.1 millones de personas en el mundo han contraído el VIH y 35 millones han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el Sida; 2 millones murieron en 2016.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 36.7 millones de seres humanos portadores del virus y el 80% se concentran en 20 países, casi todos de África.

La tuberculosis se mantiene como la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH, y provoca una de cada tres muertes relacionadas con el virus.

Las estadísticas regionales de ONUSIDA refieren que México se ubica entre los primeros 5 países de América Latina con mayor incidencia, y que en 2016, en la zona, 1.8 millones de personas vivían con el virus. Una constante desde 2010: 100 mil nuevos casos de VIH surgen cada año.

En 2016 murieron alrededor de 36 mil personas a causa de enfermedades relacionadas con el sida en Brasil, México, Venezuela Colombia y Argentina, donde se concentran el 75% de pacientes en la región; además de Paraguay, Bolivia y Ecuador, tres de los países con más nuevos casos en el continente.

En África Oriental y Meridional, desde Sudáfrica hasta Etiopía, se concentra el 65 por ciento de la tasa de morbilidad y mortalidad, con un promedio de 420 mil personas que mueren cada año. Otras regiones afectadas son Asia y el Pacífico, el Caribe, Europa Oriental y Asia Central.

 

Proyecciones: la enfermedad en 12 años

La OMS refiere que el número de nuevas infecciones se ha reducido en un 39 por ciento, es decir, 13.1 millones de personas han logrado vivir gracias a los tratamientos antirretrovíricos.

Estos medicamentos ayudan a las personas seropositivas a lograr una vida más larga y sana, pese a los efectos secundarios: cansancio, náuseas, vómito, diarrea, dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular, mareos, insomnio.

Pero tratamientos de última generación buscan disminuir estos efectos y obviamente, encontrar una cura.

Para eso, ONUSIDA estima que se requieren alrededor de 50 mil millones de dólares para invertir en investigación, hasta 2030, año meta para “poner fin a la epidemia”.

 

Drogas y Sida, la peor combinación

Uno de los grupos de pacientes con mayor incidencia en contraer la enfermedad son las personas que se inyectan drogas.

Hace un año ONUSIDA, con miras a cumplir el objetivo de erradicar la enfermedad en el año 2030, publicó el informe ‘Do no harm: health, human rights and people who use drugs’, en el que aborda la drogadicción como un problema de salud y a la aguja como uno de los principales vehículos del virus.

Estimaciones: en el mundo hay 12 millones de personas que se inyectan drogas, de las cuales, 1.6 millones (14 por ciento) viven con VIH y 6 millones (50 por ciento) con hepatitis C; 140 mil personas que se inyectan drogas se infectaron de VIH en 2014 en todo el mundo y la cifra se mantuvo estable entre 2010 y 2014. La prevalencia del virus entre las mujeres que se inyectan drogas es superior, refiere el documento.

Para mitigar el impacto, en Australia por ejemplo, se han repartido agujas y jeringas entre la población durante diez años y se ha reducido el número de casos de VIH en 70 por ciento y de hepatitis C en 43 por ciento.

Otro ejemplo es Pakistán, donde se realiza un programa de divulgación dirigido por seropositivos desde hace 25 años y llega a 13 mil personas en situación de calle que se inyectan drogas.

Solo 80 de los 158 países en los que se ha documentado el consumo de drogas inyectadas tienen al menos un centro que ofrezca terapia de sustitución de opiáceos (heroína, principalmente) y solo 43 países cuentan con programas en cárceles. Los programas de agujas y jeringas únicamente existen en 90 países y solo 12 suministran la cantidad recomendada de 200 agujas estériles por persona que se inyecta drogas al año”, refiere el documento.

La terapia de sustitución ayuda en la reducción del 54% del riesgo de infección entre las personas que se inyectan drogas y reduce el riesgo de contraer Hepatitis C, aumenta el cumplimiento del tratamiento antirretrovírico, disminuye los gastos sanitarios adicionales y reduce el riesgo de sobredosis con opiáceos en casi un 90 por ciento.

Los programas e investigaciones para encontrar “la cura del sida” está ligado a un programa de medicina social, como uno de los frentes para erradicar el VIH. Pero en México la enfermedad se vincula a un mal mayor, el consumo de drogas en una de las zonas en el mundo con mayor trasiego: la frontera con Estados Unidos.

Imagen Zacatecas – Excélsior




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