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Los expertos, periodistas y comentaristas construyen historias que condicionan la percepción que tiene el público.
Dentro del mundo del deporte, pocos temas generan tanto debate como pueden ser los pronósticos. Y es que antes de que ruede el balón o suene esa campana, los expertos, periodistas, comentaristas y plataformas digitales de todo el mundo construyen historias que condicionan la percepción que tiene el público.
Sin embargo, cuando el resultado contradice las predicciones, la sorpresa se convierte en una noticia mundial. Es en este contexto donde cabe preguntarse hasta qué punto los medios influyen en la idea de sorpresa. ¿Qué tanto pueden llegar a moldear esa forma en la que entendemos una derrota inesperada o una victoria que no parecía posible? Pues igual que ocurre en los sitios de apuestas nuevos en México, donde las cuotas generan expectativas que no siempre se cumplen los medios, también tienen algunos marcos que hacen que los desenlaces parezcan algo más sorprendentes de lo que son en verdad.
Los medios deportivos no solo se limitan a informar, de hecho crean marcos de referencia bastante sólidos. Cuando una cadena anuncia que un equipo es el favorito, la etiqueta condiciona cómo se va a percibir el partido, aunque la diferencia real entre los contendientes no sea tan grande como dicen.
Por ejemplo, antes de que muchos mundiales de fútbol, selecciones sudamericanas o africanas hayan sido subestimadas en comparación con las europeas, y luego se ha visto lo contrario. Cuando termina superando esas expectativas, el relato mediático lo etiqueta como sorpresa, aunque el análisis técnico podría haber anticipado el resultado si no hubiera sido tan sesgado, por así decirlo.
Los medios tienden a simplificar todo, presentan favoritos claros y relegan a los demás al papel de una especie de cenicienta. En contraste, útil para captar la atención pero puede distorsionar la realidad en la competición.
El ser humano busca certezas, busca cosas firmes que le enfoquen en un punto concreto, y los pronósticos deportivos son una manera de satisfacer esa racionalidad, esa necesidad de certeza.
Los medios dan estadísticas, comparaciones y opiniones de expertos que llegan a tranquilizar de alguna manera al espectador, dando esa sensación de un resultado probable. El problema aquí viene cuando la realidad llega a contradecir la predicción. La narrativa mediática va a convertir lo que pudo haber sido en una variación estadística normal en un batacazo. Así, un partido que en términos de probabilidad puede tener un 30% de posibilidad de terminar en victoria, del no favorito pasa a ser descrito como una especie de milagro.
En la era digital, la relación entre diferentes predicciones mediáticas y apuestas es mucho más estrecha que nunca. De hecho, las cuotas de las casas de apuestas se difunden en todos los lugares ya, desde noticieros a páginas web o incluso redes sociales. Así se refuerza la percepción de qué resultados son probables y cuáles son prácticamente un milagro.
Cuando el resultado rompe esas estadísticas, la noticia se multiplica y se hace famosa por todo el mundo. Y es que no solo desafía a un análisis, que en teoría es profesional, sino también a los mercados de las apuestas. Y aquí también cobran mucho protagonismo los mejores bonos de apuestas que hay en ese momento, que promocionan para atraer a usuarios y así amplificar todavía más esa conversación mediática en torno a algo que no se esperaba.
El Mundial de 1950: Uruguay vs. Brasil. La narrativa previa decía de una victoria segura para la selección anfitriona, pero la realidad cambió mucho la historia de todo. La prensa mundial lo calificó como un Maracanazo, una palabra que aún hoy se utiliza como sinónimo de sorpresa deportiva.
Mike Tyson vs. Buster Douglas en 1990. Tyson era considerado un ser invencible, con unos pronósticos que daban por hecho la victoria. El KO sufrido ante Douglas fue catalogado como una de las mayores sorpresas de toda la historia del boxeo, amplificado por la cobertura mediática.
Leicester City 2016 en la Premier League. Los medios ingleses al inicio de la temporada prácticamente colocaban al equipo en la lucha por evitar el descenso. El campeonato fue presentado como la mayor sorpresa del siglo en toda la historia del fútbol, en gran parte porque la narrativa mediática nunca lo vio como candidato.
En la actualidad cada predicción puede ser todavía más viral. Y ya no solo por los periodistas o los comentaristas. También los influencers, los canales de YouTube. Todos estos medios repiten y amplifican las expectativas que se crean en los medios tradicionales.
La sorpresa se vive en tiempo real con miles de memes, debates y análisis al instante. Y esto genera una doble consecuencia. Por un lado, tenemos esa emoción de las sorpresas inesperadas que se multiplican. Y por el otro lado tenemos los errores en predicciones que se exponen y erosionan la confianza en los propios medios.
Los medios tienen una responsabilidad. La de informar con rigor, pero también la de reconocer esa incertidumbre inherente del propio deporte. Algunas medidas podrían ayudar a equilibrar todo esto. Incluir probabilidades reales: explicar que incluso el no favorito tiene posibilidad de ganar. Valorar el contexto táctico y físico: no solo reducir el análisis a nombres y presupuestos.
Evitar exageraciones. Y es que, un resultado inesperado no siempre tiene que ser un milagro; a veces es parte natural de la competición. Diversificar voces: dar espacio a analistas menos mediáticos que puedan ofrecer otro punto de vista.
Como ves, el deporte vive de las emociones y las sorpresas que son parte esencial de todo su atractivo. Sin embargo, esa percepción de esas sorpresas no surge solo del campo de juego. Se moldea, se amplifica y muchas veces queda distorsionada por los propios medios de comunicación.
Predicciones y análisis previos van a crear un marco que condiciona la visión. Y cuando lo inesperado ocurre, los titulares hablan de milagros, de batacazos o de cosas imposibles. Aunque, en realidad, en términos de probabilidad no lo sean tanto.
Se trata de un juego: el juego entre predicciones y resultados que va a forjar gran parte de la magia del deporte que hoy vivimos.