
José Luis Medina Lizalde.
Hijos, educandos y ciudadanos aprenden valores no con lo que dicen padres, maestros y políticos sino con lo que les ven hacer.
Padres, maestros y políticos son los principales transmisores de valores.
Hijos, educandos y ciudadanos aprenden valores no con lo que dicen padres, maestros y políticos sino con lo que les ven hacer.
Es de enorme trascendencia la discusión pública en torno al tren de vida de la clase política mexicana que no corresponde al de la honrosa medianía del que habló Juárez, discusión recientemente incentivada por las vacaciones de algunas figuras identificadas con la 4-T que son objeto de sistemática campaña de denostación de parte de quienes han sufrido histórica derrota en la disputa del poder, pero que mantienen de su lado al poderoso aparato conformado con canales de televisión, cadenas de radio y periódicos de los que más circulan.
En el terreno de los valores se decide la victoria o la derrota definitiva de una causa colectiva, es obvio que un proyecto de nación opuesto a la desigualdad no puede renunciar a modelar el comportamiento de sus exponentes si no quiere fracasar.
Hay quién como Fernández Noroña consideran que cada quién tiene el derecho de gastar su dinero como quiera siempre que lo gane con legalidad, que cuestionarlo es invadir la esfera de libertades inherentes a la vida privada.
Otros consideramos que no solo en el modo de ganar, sino también en el modo de gastar, reflejamos los valores con los que en verdad nos identificamos.
Un movimiento convencido que por el bien de todos primero los pobres, tiene que asumir un modo de relacionarse con los mismos evitando echar sal a la herida de los que viven carencias extremas y cotidianas, porque el cultivo de la ostentación estimula la búsqueda de riqueza para mantenerla, búsqueda que aparta de los ideales en nombre de los cuales se hace política.
El reparto agrario fue tímido durante el ciclo iniciado por Venustiano Carranza y culminado por Abelardo Rodríguez debido a que figurar relevantes de los revolucionarios triunfantes se adueñaron de grandes porciones de tierra para vivir como los hacendados contra los que lucharon.
El individualismo triunfa cuando hace creer que el que vive su vida sin ansiedad de poseer ropa de marca, autos lujosos y poder adquisitivo para viajar derrochando, es persona sin aspiraciones, mediocre y “perdedor”.
El móvil subyacente en la ilegal apropiación privada de recursos públicos es el gusto por un tren de vida caro al que las personas pueden acceder desde su actividad política si “sabe moverse”.
La inoculación del virus multiplicador de la corrupción se programa en México en los años noventa, cuando se pacta la dotación de prerrogativas a los partidos para que dejen de estorbar afuera, ocupados en la disputa adentro por el dinero sujeto a una vigilancia débil, fácilmente burlable y en caso de necesidad, motivo de acuerdo.
¿Cuántas casas y terrenos, viajes y cuentas bancarias tienen origen en las prerrogativas?
Como presidente del PRD destinó parte sustancial de las prerrogativas a la indemnización de cientos de familias de militantes asesinados durante el gobierno de Salinas de Gortari y a dotar de libros de texto a secundarias de zonas pobres.
No vaciló en desplazar del primer círculo gobernante a Cesar Yáñez, que lo acompañó con abnegada lealtad en su recorrido por la totalidad de los municipios que forjó su victoria, cuando hizo de su boda espectáculo que mereció portada en la revista HOLA, la revista que comunica la vacuidad de las élites.
A Santiago Nieto le aceptó la renuncia a la UIF por su suntuosa boda que provocó también la separación del cargo de Paola Félix, titular de turismo con Claudia Sheinbaum.
El indiscreto encanto de la burguesía sedujo a Rosario Robles para que dejara de ser una “perdedora” induciendo su radical cambio de colores, pero los seducidos más peligrosos no abandonan las filas si encuentran el modo de satisfacer aspiraciones individuales simulando luchar por intereses colectivos.
Dado el origen modesto de los políticos suelen comportarse como “nuevos ricos” cuando acceden al poder sin la convicción de ejercerlo con humildad.
Si anhelamos una clase política vacunada contra la corrupción, está debe asumir el valor estratégico de la honrosa medianía, cuando eso sea realidad no tendremos ministros de la SCJN que encabecen la defensa de ofensivos privilegios de la desvergonzada burocracia dorada.
La Cuarta Transformación tiene su esencia en un concepto: La revolución de las conciencias, lo que implica consolidar la cultura de ejercer el poder con humildad y practicar la política para servir y no para hacer negocio.
La exigencia social de congruencia con la honrosa medianía como valor de la política, llega muy a tiempo para que sigan vivos los ideales del humanismo mexicano.
Reconozcamos el valor de los valores.
Nos encontramos el jueves en Recreo