
José Luis Medina Lizalde.
¿Qué mejor prueba existe de que una fuerza política no tiene futuro que la que depende de que su adversario se divida?
Creo de más interés evaluar la realidad de la oposición que el desempeño de la presidenta Claudia Sheinbaum correspondiente al primer año de ejercicio del cargo dónde su alta aprobación lo dice todo.
¿Qué mejor prueba existe de que una fuerza política no tiene futuro que la que depende de que su adversario se divida?
¿Qué mayor evidencia de desesperación que la que lleva a apostar a que Trump les haga el milagro?
La sustitución del modelo económico y la recuperación del capítulo social de la constitución de 1917 ha encontrado resistencia cada vez más residual debido a que los partidos políticos contrarios a la 4T no han logrado articular alternativas con las cuales disputar el apoyo ciudadano.
El PRIAN es fruto del pacto que consumó el fraude electoral de 1988 que hizo posible que Salinas de Gortari se hiciera de la presidencia de la república. Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto ejercieron el cargo, apoyados por la alianza PRI-PAN que diluyó la identidad de ambos institutos políticos, el PRD se inmoló al subirse en el último tramo.
Claudio X encabezó la oposición partidista confrontada con López Obrador, agotado su liderazgo con el estrepitoso fracaso de 2024, Salinas Pliego aparece como su relevo histórico ahora contra Claudia Sheinbaum.
Los partidos políticos, como el PAN al nacer, renunciaron a representar intereses mayoritarios al preferir articularse con minorías que se perciben directamente amenazadas por los cambios, señaladamente por usufructuarios de la corrupción pública desde el sector privado nacional y extranjero y por la burocracia dorada renuente a ceder privilegios.
Asumieron la estrategia del “golpe blando” que Estados Unidos ha impulsado con diferentes resultados en América Latina, valiéndose del juicio de amparo para obstaculizar inversiones públicas de gran calado y convirtiendo a la SCJN en su último bastión para anular leyes que no pudieron bloquear en las cámaras legislativas por insuficiencia de votos.
El poder judicial y poderosos medios de comunicación se alinearon a la oposición en forma tan visible que ambos anularon su ascendencia en el conjunto social, el poder judicial ha sido reformado sin oposición ciudadana significativa y la capacidad de formar criterio político a los mexicanos que alguna vez pudo acreditarse a la radio, televisión y prensa escrita ha quedado en la nada como lo pone de manifiesto la altísima aprobación con la que culmina su mandato López Obrador y la aún más elevada de Claudia Sheinbaum en su primer año.
Los partidos opositores sufren la irreparable pérdida de registro del PRD sin tomar conciencia de su realidad al colocar al frente de los sobrevivientes tricolores a la más desprestigiada de sus figuras “Alito” Moreno por el PRI y a Jorge Romero por el PAN, ambos con señalamientos reiterados de corrupción, mejor regalo a Claudia no le podían hacer
Se habla de la depresión post-mando para describir lo que se sufre cuando se termina el cargo, de modo semejante, la pérdida de relevancia de los que antes eran líderes de opinión produjo en ellos alteraciones emocionales descontroladas que sabotean su capacidad de construir criterio político en el público.
Pedro Ferríz, Gómez Leyva, García Soto, Aguilar Camín, Alazraki y otros más se han encargado de gritar a los cuatro vientos que no son faros de orientación política, ya no digamos éticamente confiables, sino cuando menos serenos.
En su visceralidad no se detienen a pensar que al igual que en la vida, en la política las mentiras también se revierten.
Nadie anula más a los opositores que los que los inducen a convencer a otros con engaños de corta duración.
El año transcurrido bastó para que Claudia Sheinbaum se haga de los hilos del poder, la ilusión de que el movimiento que encabeza se divida entre fieles a ella y fieles a López Obrador solo hizo que las filas opositoras perdieran tiempo valioso que la lógica aconseja usar en la autocrítica y la consiguiente construcción de alternativas para disputar la preferencia ciudadana en la siguiente contienda electoral.
La estrategia intervencionista de Estados Unidos bajo el pretexto de combatir el narcotráfico no tiene eficacia persuasiva entre los mexicanos, solo alimenta el repudio al entreguismo ante el extranjero que ha caracterizado a la oposición a la Cuarta Transformación, pero la debilidad de la oposición puede conducir a la autodestrucción si no se hace de la autocrítica ejercicio permanente.
En todo movimiento hay quienes no están a la altura.
La reforma electoral en puerta tiene todas las de ganar, la austeridad en la política tiene apoyo abrumador, existen condiciones para sustituir con las ideas al dinero como principal factor de éxito.
México necesita mejores políticos en el gobierno y en la oposición.
Sí se puede.
Nos encontramos el lunes en Recreo