
José Luis Medina Lizalde.
Los ingresos y condiciones de jubilación de los integrantes de los poderes judiciales locales no son iguales a los del poder federal, como lo ejemplifica elocuentemente el del estado de Zacatecas.
Los jueces que dejarán de serlo en el cercano septiembre están inmersos en la incertidumbre, la reforma judicial cambió las reglas de juego que les permitieron insertar su proyecto de vida en el poder judicial que con la degradación de su cúpula se convirtió en lastre para la vida de México ¿Qué hacer con ellos?
Los ministros de la SCJN que pasan a retiro lo hacen en condiciones de privilegio, su incumplimiento a la constitución que les prohíbe ganar más que la persona que ocupe la presidencia de la República les permite gozar la vida que les espera, lo mismo harán una porción de magistrados y jueces, pero no todos caben en el mismo costal.
Los ingresos y condiciones de jubilación de los integrantes de los poderes judiciales locales no son iguales a los del poder federal, como lo ejemplifica elocuentemente el del estado de Zacatecas.
Hay magistrados y ministros carentes de carrera judicial previa, tanto en el plano federal como en las entidades federativas.
Hay quienes ingresaron gracias al influyentismo y quienes en base a méritos que demanda el cargo.
Una parte muy visible se dejó instrumentar por la catastrófica Norma Piña y realizó acciones más propias de la CNTE o del Barzón histórico que de un poder judicial que, dicho sea de paso, fue incapaz de elaborar una contrapropuesta de reforma.
Otra parte se mantuvo en actitud pasiva y una tercera porción que no contó con cobertura de los grandes medios de comunicación respaldó la reforma judicial.
El personal del poder judicial también asumió comportamientos diferenciados, una parte significativa acató la directriz del comité ejecutivo nacional de su sindicato de no sumarse a las acciones contra la reforma y otra acató las indicaciones de sus jefes directos y se involucró el intento fallido de impedir el cambio.
En lo sucesivo, el nepotismo y tráfico de influencias detectados ya no podrán reproducirse si los órganos de administración judicial ejercen éticamente y con pulcritud legal su independencia respecto al poder judicial, dichos órganos son los responsables de cumplir las tareas que no son jurisdiccionales entre las que destaca la admisión, permanencia, promoción y separación del personal no juzgador, teniendo la ocasión de evitar en la medida de lo posible el desperdicio de los juzgadores que siendo calificados y de portadores de limpia hoja de servicios se quedan sin ocupación laboral.
Si la soberbia y los inconfesables intereses que determinaron el comportamiento extremadamente irresponsable de la cúpula judicial no lo hubieran impedido, el diálogo hubiese sido la vía para ofrecer una alternativa de inserción digna a quiénes viven la penosa condición de “daños colaterales” de un choque político que no provocaron pero en los que fueron embarcados.
Lo que queda por hacer es actuar con altura de miras para que la función judicial no pierda a valiosos elementos, finalmente, la decisión judicial es exclusiva del juzgador individual y colegiado pero el producto en la que se expresa y fundamenta dicha decisión es fruto del equipo conformado por personal de acreditada calidad, ofreciendo la posibilidad de reinserción digna a quienes su vocación judicial motive a permanecer.
Lo de menos es la posición que asumieron en el conflicto, los juzgadores viven la experiencia cotidiana del cambio en el contenido de las normas que sustentan sus decisiones y que no son quienes las aprueban ni quienes las ejecutan, por lo tanto, están educados para cumplir su cometido más allá de que dicha norma les convenza o no.
Algunos se preguntarán si es digno participar en el nuevo poder judicial cuando se luchó por evitarlo, en mi opinión, si el juzgador cumple su función con ética y legalidad, su dignidad está a salvo ¿Cuántas veces un juez tiene que tomar una resolución en base a una ley con la que discrepa pero que tiene que acatar?
Lo que es indigno, es simular que ahora se acepta lo que antes se rechazó sin que se trate de una autentica evolución de pensamiento, en ese caso se estará en el mismo caso de los que de repente dicen ser partidarios de la Cuarta transformación viniendo de filas adversarias pero sin sentirlo, permaneciendo mientras le sacan provecho y por debajo del agua socavando la opción política que les dio cobijo inmerecido.
En Zacatecas ya tuvo lugar la entrega-recepción entre el poder judicial y el órgano administrativo de reciente creación, esperamos que su desempeño esté a la altura de lo esperado y sea importante factor del progreso judicial esperado.
Los descontentos viscerales con la reforma judicial siguen sin ejercer autocrítica, inmersos en el autoelogio de sabihondos incomprendidos.
No escuchan otra voz que no sea la propia, afortunadamente son pocos.
Nos encontramos el jueves en Recreo