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Jaime Santoyo Castro

Reconocimiento internacional al notariado mexicano

Reconocimiento internacional al notariado mexicano

Jaime Santoyo Castro.

El notariado mexicano se ha ganado el respeto y la confianza de la sociedad por su servicio caracterizado por la honestidad, profesionalismo, seriedad y profundo conocimiento del derecho.

Jaime Santoyo Castro
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27 de octubre 2025

Del 2 al 4 de octubre, en Berlín, Alemania, se celebró el 31º Congreso de la Unión Internacional del Notariado Latino, bajo el tema “El notariado en movimiento. Nuevas tecnologías, nuevas competencias”. En este encuentro, que reunió a notarios y notarias de aproximadamente noventa países, se reflexionó sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la función notarial en un mundo global y digital, especialmente en torno a las nuevas herramientas tecnológicas, la expansión de competencias y la jurisdicción voluntaria.

Dentro del programa del Congreso tuvo lugar la asamblea general electiva, cuyo propósito fue designar a la nueva directiva que conducirá los destinos de la Unión durante el periodo 2026-2028. El resultado fue motivo de orgullo para México, pues fueron electos dos notarios mexicanos: David Figueroa Márquez, como Presidente, y Ma. Guadalupe Díaz Carranza, como Secretaria General.
Este hecho constituye un reconocimiento internacional no sólo a las trayectorias personales de los electos, sino también al notariado mexicano en su conjunto, que se ha ganado el respeto y la confianza de la sociedad por su servicio caracterizado por la honestidad, profesionalismo, seriedad y profundo conocimiento del derecho.

Antes de la elección, ambos (ex presidentes del Colegio Nacional del Notariado Mexicano) recorrieron diversas naciones con el respaldo de los notarios del país, difundiendo la esencia y profundidad del quehacer notarial mexicano, que no se limita a la redacción y autorización de instrumentos, sino que implica escuchar, interpretar, orientar, preparar, certificar y explicar la trascendencia de los actos jurídicos y sus efectos sociales, administrativos y fiscales.

De esta forma, dejaron claro que la función notarial exige dominio no solo del derecho civil y mercantil, sino también del derecho administrativo, agrario, fiscal, constitucional, procesal y penal, por cuanto su intervención abarca múltiples esferas del quehacer jurídico y social.

El notario mexicano, antes de autorizar cualquier acto jurídico, debe verificar la legalidad y legitimidad de los comparecientes, comprobar la titularidad de los derechos y la existencia de gravámenes o limitaciones, otorgando certeza y autenticidad a los hechos que se consignan en su protocolo.
Su actuación constituye una garantía de seguridad jurídica, protección patrimonial y armonía social y familiar, al tiempo que funge como auxiliar de las autoridades fiscales, pues calcula, recauda y entera los impuestos derivados de los actos que autoriza.

Cuando el notario da fe de una transmisión de dominio, tiene la obligación de consignar el precio pactado, la forma de pago y notificar a las autoridades competentes, como el Catastro Municipal y el Registro Público de la Propiedad. En su caso, también debe dar aviso a instituciones como el INAH, el Registro Agrario Nacional, el SAT o la Unidad de Inteligencia Financiera.

Asimismo, al constituir una persona moral, verifica la documentación de los socios, la autorización de denominación por parte de la Secretaría de Economía y la inscripción en el Registro Federal de Contribuyentes, antes de autorizar e inscribir el acto en el Registro Público correspondiente.

En materia de testamentos, el notario debe notificar al Registro Nacional de Avisos de Testamento, y si existen bienes sujetos al régimen ejidal, enviar testimonio al Registro Agrario. En la otorgación de poderes para actos de dominio, tiene la obligación de dar aviso al Registro Nacional de Poderes.

Sería prolijo detallar las actividades adicionales que debe hacer, que lo han ubicado como una institución de invaluable apoyo para la administración pública, y que en ocasiones por desconocimiento no se valora en su amplia dimensión, pero afirmo que el notario mexicano es, en consecuencia, un verdadero auxiliar en la administración de justicia, pues además de prevenir conflictos y disputas patrimoniales, colabora con autoridades administrativas y judiciales al proporcionar información o testimonios de los actos celebrados bajo su fe, cuando así se le requiere.

Como puede apreciarse, la labor notarial no es sencilla: exige estudio, conocimiento, prudencia, reflexión, honestidad y responsabilidad. Su campo de acción rebasa el ámbito del derecho privado y se proyecta hacia todas las ramas del derecho, aportando seguridad jurídica, desarrollo económico, protección del patrimonio y cohesión social.

Por ello, el notariado mexicano se consolida como un baluarte de la legalidad, la certeza y la justicia, valores que hoy son reconocidos internacionalmente con la elección de dos de sus más distinguidos miembros para dirigir el notariado latino a nivel mundial.

Finalmente, el liderazgo de los mexicanos David Figueroa y Lupita Diaz Carranza al frente de la Unión Internacional del Notariado Latino significa la voz del notariado de noventa y tres países, entre ellos del mexicano, en diversos organismos internacionales como la ONU, dentro de la cual se encuentra el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); el Instituto Internacional para la unificación del Derecho Privado (UNIDROIT), en la Conferencia de la Haya de Derecho Internacional Privado; con Asociaciones de abogados y Magistrados,  en la OEA, en la UE y en el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).Su colaboración se centra en promover la cooperación legal, la seguridad jurídica y el desarrollo del derecho notarial.

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