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Luis Fernando Ojeda Ánimas

Con… Ciencia. Longanimidad

Con… Ciencia. Longanimidad

La longanimidad permite esperar el bien que se desea sin desesperarse, así como tolerar el tiempo que dure un mal que se sufre o se recibe: es un estado de ánimo que se refleja en el rostro y en la mirada.

La virtud que tienen los seres humanos que soportan con paciencia, generosidad y fortaleza las adversidades, agravios o sufrimientos, sin perder la calma ni la esperanza se denomina longanimidad y es una cualidad humana que refleja la grandeza y la constancia de ánimo frente a las situaciones adversas.

Si una persona quiere aplicar la longanimidad en su vida diaria debe aprender a mantener la calma y la fortaleza emocional en los momentos más difíciles. Las personas longánimas poseen una virtud que les permite enfrentar los desafíos con paciencia y sabiduría, mostrando una admirable fortaleza interior que les ayuda a superar obstáculos y a continuar adelante sin rendirse.

La longanimidad permite esperar el bien que se desea sin desesperarse, así como tolerar el tiempo que dure un mal que se sufre o se recibe: es un estado de ánimo que se refleja en el rostro y en la mirada. La longanimidad es una virtud, una disposición del ánimo que nos permite esperar sin quejas ni amarguras, siendo ecuánimes en lo dilatado que puede ser el logro de las metas que nos proponemos.

Una persona muestra longanimidad cuando es capaz de soportar con paciencia y constancia dificultades y sufrimientos sin que decaiga su ánimo. Tiene longanimidad quien, aunque no se sienta a gusto con su trabajo, tiene capacidad para mantenerlo y valorarlo hasta que encuentre uno mejor. Longanimidad es la generosidad y la bondad tanto en la conducta como en las ideas.

En la actualidad en un mundo marcado por la sobreexposición emocional, la baja tolerancia al conflicto y la inmediatez, la longanimidad tiene una profunda importancia contracultural.

  1. Frente a la cultura de la reacción rápida. Vivimos en la época de las redes sociales, en donde se nos requieren respuestas instantáneas, muchas veces de manera impulsiva o con enojo.

La longanimidad enseña a tener la fortaleza para aguardar el momento justo para responder o evitar hacerlo; no reaccionar con rabia frente a la crítica; ser más sabios que ruidosos.

  1. En las relaciones personales y laborales. Los malentendidos, los errores y las fricciones son inevitables.

La longanimidad permite soportar con gran paciencia las imperfecciones de otros; mantener un estado de constancia emocional y paz en lugar de romper vínculos por frustraciones ridículas; liderar desde la compasión y la fortaleza interior.

  1. En tiempos de crisis o injusticia. Muchas personas se enfrentan a violencia, desigualdad o pérdidas, y responden con desesperación o violencia.

La longanimidad no es resignación, es resistencia moral sin la pérdida de humanidad, da fuerza para luchar sin odio, esperar con esperanza activa y actuar sin venganza.

  1. En el crecimiento personal, la longanimidad ayuda a ser fieles a principios de muy largo plazo, a soportar los fracasos sin quebrantarse y a cultivar una vida interior muy firme, incluso en medio del caos exterior.

Ser longánime de ninguna manera quiere decir que se va a tolerar lo intolerable. Significa no permitir que el sufrimiento nos transforme en una versión amarga y dura de nosotros mismos. Significa seguir sin rendirse, perdonar sin olvidar y confiar sin desesperar.

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