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Opinión

El poder de la imagen

El poder de la imagen

Carlos Martin Vasquez Diaz

Todos tenemos una historia que contar para cada imagen…
Te comparto un poco de la mía

¿Alguna vez te has preguntado qué historia podría existir detrás de una foto?

Hace unas semanas, por razones laborales, tuve que acudir a la Ciudad de México. Sin duda, esta gran mancha urbana trae a mí cosas muy positivas. Sobre todo, aprendizaje. En cada ida, he podido descubrir algo nuevo, lo cual crea en mí numerosos recuerdos y experiencias que disfruto.

La última vez, recuerdo que esperando resolver una situación en la esquina de calle París y Madrid, vi una figura que trajo a mí numerosos recuerdos y una gran emoción. En esa calle, afuera de la sede del Senado de la República, encontré a un vendedor de guitarras de Paracho. Un caminante guitarrero, por decirle de una forma romántica. Me hizo volver al pasado y remontarme a mis inicios al aprender sobre la guitarra.

Caminante guitarrero
Foto: Carlos Martín Vásquez Díaz.

No sé si ya he plasmado a través de estos textos como inicié en esto. Y es que debo de agradecer por demás a mi primo Jaime. Recuerdo, que de manera constante, más veces de las que me gustaría aceptar, cuando estaba en el último año de primaria, olvidaba la llave de la casa. En ese momento, al lado, vivían mi tío Lore y su familia formada por su esposa, dos hijos varones y una mujer. Uno de los varones, el mayor de ellos, Jaime. Recuerdo que a la misma hora, antes de ir a la preparatoria en el turno de la tarde, coincidíamos a su hora de ensayo en la cochera. Él tocando y yo esperando a que llegaran mis papás. Así, pasaron incontables días, mientras yo esperaba, lo veía detenidamente como estaba entregado al aprendizaje de cada acorde.

Uno de aquellos días, sin más le pregunto: ¿a poco si es muy difícil? (Vaya pregunta je je je, al día de hoy, me sigue pareciendo una de las cosas más complejas de mi vida). Él me dijo ¿quieres intentar? naturalmente, yo respondí que sí. Fue de esta manera y en pocas palabras que comenzó este viaje acompañado de una guitarra que me trajo aquí.

Desde esos días, se desarrolló en mí una emoción insaciable por llegar todos los días, olvidar la llave y tocar dicho instrumento. Al poco tiempo, pedí a mi papá la posibilidad de tener un instrumento propio. Debo decir que aunque no se negó, no lo hizo sencillo. O tal vez en aquel momento, yo no veía que llegara. Recuerdo que constantemente, más que en estos tiempos, pasaban por la calle, frente a casa estos que llamo caminantes guitarreros. Personas que venían desde Paracho, en Michoacán y salían de sus casas durante días, o semanas, para vender sus guitarras y regresar con algo de dinero a casa. Sin embargo, no podía tener un instrumento.

Recuerdo que cada vez que veía pasar a estos caminantes, sentía una emoción tremenda por tener ya mi guitarra. Sin más, un día llegó a mí gracias a mis padres.

Ver a este guitarrero en la calle de París de la gran ciudad, me bombardeó con recuerdos y muchas emociones. Deseo que las caminatas que estos personajes tengan que hacer, les sea llevadera y entreguen mucho regocijo a quién tenga sus instrumentos.

¿No es interesante el poder de una imagen?

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